Mi primera etapa en la chamba fue interesante, debía matricular a jóvenes, muchos de los cuales tenían mi edad, o quizás hasta más. El sueldo nunca fue el mejor, pero, era sueldo al fin y al cabo. Además, tomando en cuenta que durante el cole, casi no recibía dinero, para mí recibir 100 soles era realmente un dineral.
Recuerdo que con mi primer sueldo, decidí que lo mejor era llevar a mi madre y a mi hermano a comer, no fue a la Costa Verde, pero, bueno, con un mc donald´s se podían conformar.
Me sentía tan importante y realizada, pero a la vez, con ganas de obtener más dinero. Desde aquella época, no dejé de chambear ahí, y mis labores han ido aumentando con el pasar de los ciclos. Pasé por tomar encuestas a los alumnos, cuidar evaluaciones (los cuales eran los días domingos y tenía que estar en la universidad a las 7am, es decir, martirio total), dar informes, hasta llegar a ser regente en la sala de estudio.
Antes era capaz de cubrir todas las áreas, no importaban las clases, los entrenamientos, el sueño; lo que realmente importaba era hacer la mayor cantidad de horas posibles para que el pago sea cada vez mas elevado.
Ahora, mi necesidad por ver otras realidades, y otros oficios, hacen que este Yo (corazón) ceprepuc, ya no sea del todo fuerte y sincero; y pase a ser simplemente una necesidad momentánea, hasta conseguir otra chamba.
Pero, bueno, nada de esto quita el agradecimiento que le puedo dar a esta chamba, ya que con ella compre muchas cosas, pague muchos gustos, conseguí independizarme (en cierta medida), y aprendí a valorar a esos papeles con números estampados y esos círculos metálicos, también conocidos como billetes y monedas.
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