La semana que pasó ocurrieron muchas cosas. Tantas que no tuve ni tiempo para contarlas. Mi semana empezó con contratiempos, el día lunes. Me vi obligada a retirarme temprano de la chamba, para irme a la cato. El motivo? Pues un malestar en la garganta que me acompañaba ya casi una semana. Me fui al seguro pacífico que atienden en el servicio medico, en el segundo piso. El doctor me examinó, y luego de descartar que tuviera la porcina (porque ciertos síntomas me hacían hasta a mi pensar en eso), me dijo que mi problema era tanto a nivel traquea como laringe. Es decir, estaba más que mal. La solución más eficaz y rápida: inyección. Debido a que tenía que esperar una hora para que los de la farmacia me dieran las medicinas, aproveché en cobrar un cheque que tenía pendiente de la cepre. Luego me encontré con mi amigo Alberth, y conversamos unos 15 mint., porque luego iba a entrenar; así es que busqué a Carol, y junto con Fernando me acompañaron al servicio médico para que me pongan la inyección. Esta fue la peor parte del día, porque la inyección era de esas lechosas. Horrible. Aunque aún no entiendo por qué me reía (fácil de los nervios, que se yo), porque el dolor era realmente fuerte. Salí cojeando, y adolorida regresé a mi casa.
Al día siguiente, en la chamba, me quedé sin PC por más o menos 30 mint. Y es que el enchufe al cual estaba conectada voló. Bueno, no voló de la nada, el problema lo causó una laceadora de cabello y una chica con ansias de ser más lacea. Luego del susto, las risas y la preocupación de la laceada incompleta, mi oficina se convirtió en un “campo minado”, y es que estaba lleno de cables que salían en todas direcciones, generando que caminemos con la mayor cautela posible, porque al mínimo choque, TODO, se desconectaría (y dicho sea de paso, hasta el día de hoy seguimos igual)
Más tarde, me correspondía la segunda dosis de inyección. Ahora no salí temprano de la chamba, porque servicio médico de la pucp atiende hasta las 9:30pm, así que sobrado llegaba. La verdad que, de solo pensar en el dolor del día anterior, me hacían dudar en ir; pero bueno, no me quedaba otra opción; si quería curarme tenía que ir a soportar la segunda, y por suerte, última dosis. En esta ocasión el dolor fue mayor, o bueno, al menos eso es lo que me pareció. Tal vez iba predispuesta a sentir dolor por la experiencia del día anterior. Salí cojeando de nuevo, e intentando olvidar el dolor escuchando música. Me encontré con mi amiga Dolly, y juntas fuimos a saludar a mis niñas del basket, porque ya las tenía muy olvidadas. Fue una visita de médico, porque la verdad me sentía cansada y bueno, adolorida.
Llegó así el miércoles, y con él, las dudas en mi trabajo sobre si tendríamos feriado el día jueves. La duda saltaba ya que, en algún feriado anterior, mis compañeras si habían tenido que trabajar; y es que trabajamos en una organización que se relaciona con empresas tanto a nivel nacional como a nivel internacional, y como en el extranjero no celebran el combate de Angamos. Fue casi al final del día laboral que obtuvimos la buena noticia: el jueves si tendríamos feriado.
Me fui entonces contenta al teatro Peruano Japonés, porque mi enamorado tenía invitaciones para ver el preestreno de la obra Boeing, Boeing.
Ocupamos toda una hilera de asientos (8 personas), y es que, no fuimos los únicos. José Luis fue con su madre (porque era su cumpleaños), yo fui con mi madre (porque los pases eran dobles), Carol también fue con su madre (a ella le llegó la invitación a su casa, por ser cliente Premium de cable mágico) y por último, también fue Tato, y también fue con su madre (a él, a igual que José Luis, le llegó la invitación a su chamba).
Fue necesario mirar el calendario para descartar que estemos en mayo celebrando el día de la madre. Cuatro amigos de la universidad con sus respectivas madres en un mismo evento, no pasa todos los días.
Luego de reírnos por casi 2 horas con las locuras de Ricky Tosso y compañía, cada uno partió a su hogar y yo me fui con mi madre a comer una rica salchipapa en un lugar muy cerca a mi casa.
El jueves, nada me obligada a despertarme temprano. Lo normal es que
a las 6:10am me despierte para ir a trabajar. Este jueves odie a mi organismo, porque decidió que a las 7am ya debía de estar despierto y alerta. A las 7am de un día feriado, yo estaba con los ojos mas abiertos que nunca, y aburrida. Vi mucha tele (cosa que no hago hace un buen tiempo), lavé un par de zapatillas y luego de un rico duchazo me metí a la cama. Por la tarde me llamó José Luis, y ofreció ir al cine, a lo que accedí sin dudarlo (estaba en casa aburrida, quería salir, y que mejor que hacerlo con él). El cine rebosaba de gente, aparentemente muchas otras personas estaban igual de aburridas en sus casas.
Luego de disfrutar de “Bastardos sin Gloria”, llegó el momento de regresar a casa para esperar el último día de la semana.
Llegó por fin el viernes, día en el que me fui a revisar la rodilla, y es que ya hace un par de semanas atrás que me duele. Fui al dibos, donde Chichi (fisioterapeuta al que solo se puede decir que es un mago, cura lo que sea); y la noticia que me dio no fue la mejor. Tendré que ir a al menos 10 sesiones, porque mi rodilla no está del todo bien. Además, tengo que meterme al gym para fortalecer la pierna porque sino el dolor no pasará y encima, bajar algunos kilos más.
Tanto José Luis como mi madre pegaron el grito en el cielo porque ellos afirman que ya estoy muy flacucha; yo pegué el grito en el cielo porque todo eso implicaba 20 soles por sesión más 50 soles de gym.
Pero bueno, luego de la no tan buena noticia, optamos con José Luis por animarnos y quitarnos al cine, y ver “A prueba de hombres”, una comedia en la que actúa el pata que sale en gigoló por accidente. La pela está graciosa, aunque no para ir a verla un fin de semana cuando cuesta más caro la entrada al cine.
Y así llegó a su fin la semana, para darle paso a los días más esperados: Sábado y Domingo.
Fue una semana con varias actividades, una semana diferente, una semana que no solo consistió en levantarme a las 6:10am para salir de mi casa a las 7am y llegar al trabajo a las 8am, trabajar hasta las 6pm, regresar a mi casa como a las 7:30pm, darme un duchazo, cenar algo y meterme a la cama a dormir a más tardar a las 10:30pm.
Esta semana se rompió la rutina.